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La presión por ser talentosas en lo que hacemos , hasta en los pasatiempos.

Los hobbies son una forma de distracción del ritmo diario, pero si no somos lo suficientemente buenas en estas actividades a veces sentimos que no estamos cumpliendo con las expectativas del resto sobre nosotras mismas.

Cada quien tiene dentro de su vida un pasatiempo que la mantiene ocupada en los momentos de ocio: algunas pintan, otras suben cerros, leen, bailan, construyen. En fin, innumerables hobbies que se convierten en los momentos de disfrute y conexión con una misma y sus emociones. Estas actividades forman parte importante de nuestra vida porque nos permiten experimentar con nuestras habilidades y desconectarnos de la rutina diaria, reduciendo considerablemente el impacto de algunos trastornos como el estrés, la ansiedad y la vida sedentaria.

Sin embargo, estos momentos de disfrute y conexión pueden ser boicoteados por la presión constante de que lo que estamos haciendo “debe ser perfecto”, pues nos intimida la expectativa de tener que ser talentosas hasta en nuestros propios pasatiempos. Según explica la psicóloga Antonia Cabrera, en estos momentos de exploración de nuestro mundo interior está instalada frecuentemente la mirada del otro como una brújula que mide el dominio de nuestras actividades, siendo que deben ser medidos por nosotras mismas.

Las redes sociales influyen notoriamente en esta presión que nos autoimponemos, ya que frecuentemente se utilizan para mostrar la cara bonita de todo, lo que le agrada al otro, ocultando la realidad, que es nuestro lado más humano. Subo una foto, por ejemplo, no porque es la que más me gusta, sino porque es la que tendrá más likes”, comenta la psicóloga. Antonia explica que usualmente las personas se acomodan a lo que el otro espera o lo que se valida socialmente; el talento, el éxito o el poder y no lo más auténtico: lo que se disfruta más o la libertad de sí mismo.

Antonia Cabreara

“Esto se relaciona con la manera en la que nos vinculamos con los otros. La construcción de nuestra propia identidad siempre va a estar influenciada por la relación que formamos con nuestros cuidadores, amigos o entorno. Por lo tanto la problemática podría tener sus orígenes en la intersubjetividad, cómo nos vemos a nosotros y qué esperamos de nosotros está interconectado con la manera que nos relacionamos socialmente, que tiene un contexto de una cultura en particular, que es esta cultura individualista que valida el éxito sobre la persona en sí y sus valores”, explica Antonia.

Frente a esto, la clave para dejar de lado lo que otros piensan y enfocarse en lo uno disfruta, es practicar mindfulness que en español significa plena atención. Esta práctica es la capacidad de poder vivir el presente sin emitir juicios, evitando que la mirada se vaya al futuro para posiblemente generar expectativas. Se basa en reconocer lo que está sucediendo, aceptando el fluir de la experiencia tal cual como se está dando. “El mindfulness es una invitación a observar y percibir con mente de principiante a pesar de que uno ya conoce lo que esta haciendo y conectarme con el ahora tal como los niños lo hacen, quienes pueden llegar a asombrarse con la llegada de las estaciones. Si practicamos nuestros hobbies más con este componente volvemos a permitirnos a asombrarnos con la magia del mundo y con la magia de uno misma”.

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